EN LA UNAM SE TITULA EL ALUMNO NÚMERO 100 DE LA MAESTRÍA EN FÍSICA MÉDICA
De la corresponsalía
Ciudad de México-. Creada en agosto de 1997, la maestría en Ciencias (Física Médica, MFM) de la UNAM surgió como respuesta a la necesidad de contar con un programa de posgrado que especializara a los titulados de física para realizar las labores de un físico médico en el medio clínico, sobre todo en los servicios de radioterapia. Iván de Jesús Rosado Sosa es el alumno número 100 en obtener el grado.
La MFM consta de un plan de estudios de cuatro semestres con tesis, dirigido a titulados de carreras de Física o licenciaturas afines, como Ingeniería Física, que cursó el joven. Desde sus inicios se incluyó la formación en temas de imágenes para diagnóstico médico y en aplicaciones médicas de radiación no ionizante (resonancia magnética, láseres y ondas de choques débiles, entre otras)
Después de los primeros años se amplió el objetivo para considerar la formación del estudiante interesado en iniciar una carrera de investigación. El programa curricular original fue organizado por María Ester Brandan, del Instituto de Física, y Luis Benítez Bribiesca, de la Facultad de Medicina, quienes continúan como responsables de la organización de las actividades académicas.
El cuerpo de tutores y docentes de la MFM está constituido por personal académico de los institutos de Física, Ciencias Nucleares, Ciencias Físicas, Neurobiología e Investigaciones Biomédicas; los centros de Ciencias Aplicadas y Desarrollo Tecnológico y de Física Aplicada y Tecnología Avanzada, así como las facultades de Ciencias y de Medicina.
Los organismos de salud que colaboran son los institutos nacionales de Cancerología, Cardiología y Geriatría; los hospitales Médica Sur, Ángeles Pedregal, Infantil de México Dr. Federico Gómez y de Neurología y Neurocirugía, así como la Unidad PET/Ciclotrón UNAM. También forman parte del cuerpo de docentes y tutores investigadores de la UAM-Iztapalapa y del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (Puebla).
A octubre de este año han ingresado alrededor de 140 estudiantes. De ellos, 80 por ciento son físicos, 42 por ciento mujeres, 60 por ciento procede de carreras externas a esta casa de estudios y cinco por ciento provienen de otros países de Latinoamérica. En este momento hay 20 alumnos regulares, 10 están en proceso de terminar su tesis, y la de otros tres se encuentra en revisión por sus sinodales.
La MFM es un programa reconocido por el Padrón Nacional de Posgrado de Calidad (PNCP) como de Competencia Internacional, por lo que todos los aceptados gozan de beca CONACyT por cuatro semestres. Éste es el único programa de física médica perteneciente al PNCP.
Además, 60 de los graduados de la MFM laboran como físicos médicos clínicos en centros de salud y constituyen cerca de la mitad de la fuerza laboral en esa disciplina en México.
Microplataforma
A ellos ahora se suma Iván de Jesús Rosado Sosa, quien bajo la tutoría de Hortensia González Gómez, profesora de la Facultad de Ciencias, presentó el trabajo "Desarrollo de una microplataforma para estimulación condicionante de tejido cardiaco", para obtener el grado de maestro en Ciencias.
Durante su examen, presentado en la sala Carlos Ruiz Mejía del Instituto de Física, el graduado 100 mencionó que, según la Organización Mundial de la Salud, la cardiopatía isquémica ocupa el primer lugar de defunciones, con 7.25 millones cada año.
En México la diabetes mellitus es la primera causa de muerte, pero las enfermedades isquémicas del corazón son la segunda y se espera que en los próximos 10 años ocupen el primer lugar. Además, acotó, "hay que tener en cuenta que muchos pacientes que padecen diabetes también llegar a sufrir alguna enfermedad del corazón".
Las principales afecciones de ese tipo, enumeró, son la cardiopatía isquémica que es la reducción de la luz de las arterias o estenosis, por acumulación de grasa; la insuficiencia cardiaca o incapacidad del corazón para bombear el suficiente volumen de sangre para todo el cuerpo, y las arritmias o ritmos anormales: taquicardias o bradicardias.
El tratamiento puede consistir en fármacos o marcapasos que se encargan de dar un pulso para que el corazón tenga una estabilidad en sus latidos, y cuya implantación requiere cirugía
Un procedimiento en fase de desarrollo que sólo se ha probado en ratones es la reingeniería de tejidos, consistente en reparar tanto anatómica como funcionalmente los órganos, solamente con la regeneración celular.
Sin embargo, en el corazón humano la regeneración no es suficientemente rápida como para que se pueda reparar. Por ello, se estudian especímenes que sí tienen esa capacidad, entre ellos, el pez cebra, al cual se le puede diseccionar 20 por ciento del ventrículo y en dos o tres meses vuelve a tener su corazón completo y funcional.
Para este tipo de investigaciones se requieren preparaciones in vitro: las tres principales son el cultivo celular o proliferación de células en un medio de cultivo; las preparaciones de tejido o cortes histológicos y los órganos aislados, diseccionados y colocados en soluciones para estudios en condiciones controladas.
Para su trabajo, Rosado Sosa utilizó sistemas microelectromecánicos o MEMS, dispositivos que integran varios componentes en uno solo. Al aplicarse a experimentos biológicos se llaman BioMEMS y tienen una serie de ventajas
Por ejemplo, su dimensión permite que con una pequeña porción de tejido se puedan hacer experimentos e integrar varios sensores para controlar una mayor cantidad de variables. Para fabricarlos, el joven utilizó la "litografía suave", es decir, la fabricación de microestructuras en polímeros suaves
El objetivo general fue el diseño y desarrollo de una microplataforma mediante micromoldeo para estimulación crónica de preparaciones biológicas pequeñas, y como objetivos específicos, caracterizar los materiales conductivos y el dispositivo diseñado, verificar su funcionamiento al reproducir la estimulación eléctrica aplicada a células embrionarias, aplicar estimulación eléctrica a una preparación biológica de corazón aislada de pez cebra y analizar cómo se modifican los patrones eléctricos, entre otros.
La microplataforma desarrollada, de tres centímetros de largo por uno y medio de ancho, mostró la factibilidad de usar técnicas de micromoldeo para diseñar y fabricar dispositivos adaptables a diversos protocolos para la investigación con células de tejido cardiaco.
Iván Rosado añadió que se pueden conseguir resultados relevantes de investigación con el uso de protocolos experimentales con tejido vivo, al tener un mayor control sobre las variables que influyen en sistemas complejos.
El método se puede adaptar a cualquier laboratorio y condición y se pueden tener buenas resoluciones, además de ser de bajo costo. "Buscamos una herramienta versátil y tener la capacidad de estimular órganos, células y tejidos", finalizó el ahora físico médico.
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