LA UNAM PARTICIPA EN MONITOREO ESPECIAL, CCA
De la corresponsalia
Ciudad de México-. De acuerdo con un informe publicado en 2014 por la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que cada año ocurren en el orbe siete millones de muertes prematuras por la exposición a la contaminación atmosférica; por ello, se reitera el vínculo entre esta condición y las enfermedades respiratorias, cardiovasculares y el cáncer.
De ahí la importancia de los estudios sobre calidad del aire que realiza la UNAM a través de sus observatorios atmosféricos en el Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) y en Altzomoni, ubicado en el Parque Nacional Izta-Popo.
Una línea de trabajo es la elaboración de mejores mapas de distribución de gases contaminantes en las ciudades y a nivel nacional, para lo cual es indispensable una observación integral, por ejemplo, mediante satelitales y superficiales.
TEMPO
A partir del 2019 y desde una órbita geoestacionaria, el satélite TEMPO (Tropospheric Emissions: Measurement of Pollution) analizará, mediante la radiación reflejada, los contaminantes presentes en las capas bajas de la atmósfera terrestre en la región de Norteamérica (México, Estados Unidos y Canadá), con alta resolución espacial y temporal.
La participación de la entidad universitaria consistirá en "comparar la información que transmitirá TEMPO al pasar por nuestra región, con la emitida por los espectrómetros superficiales del Centro", resaltó Michel Grutter de la Mora, jefe del grupo de Espectroscopía y Percepción Remota del CCA.
"Cada molécula tiene una huella digital que absorbe una radiación específica. TEMPO –aprobado por la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA)– analizará las concentraciones de los gases observados en el espectro visible y ultravioleta (UV), como dióxido de nitrógeno (NO2), ozono (O3), dióxido de azufre (SO2), formaldehídos (HCHO), entre otros", refirió.
Para monitorear los gases contaminantes, el CCA utilizará datos de su espectrómetro óptico (MAX-DOAS), que mide en la misma región espectral que TEMPO (visible y UV).
Con barridos en forma de abanico, el MAX-DOAS rastrea y mide la radiación del cielo. Los sensores detectan la luz absorbida en una columna de aire que llega desde el espacio y cruza toda la atmósfera; esa información es enviada a un sistema de cómputo que registra las concentraciones de gases a través del espectrómetro.
"La misión de TEMPO será prácticamente la misma, con la ventaja de mirar la Tierra en dirección nadir desde el espacio, en un barrido de Este a Oeste, mientras que nosotros observaremos de abajo hacia arriba", explicó.
Esta validación permitirá a Grutter y su equipo en la UNAM (conformado por W. Stremme, M. Friedrich y C. Rivera) reconstruir mapas detallados de la distribución de los gases en gran parte del territorio nacional y elaborar índices de calidad del aire más finos, que estarán a disposición de la sociedad en tiempo real.
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